16 Dic

La historia de la épica Carrera Ecológica, Cultural, Internacional, Campo Traviesa al Cerro Chirripó, no estaría completa si no se le dedicara un capítulo especial a personajes que han sido parte de su propia esencia.

Tal es el caso de Francisco Elizondo Badilla, el único atleta que ha escalado consecutivamente el cerro Chirripó en las veintiséis competencias atléticas realizadas hasta la fecha, y que tanto han contribuido a que el renombre de Costa Rica trascienda hasta los confines, como un país de armonía y amor por la naturaleza.

Francisco Elizondo es de los que conocen el Chirripó, con sus Crestones, su valle de los leones, de morrenas, conejos, con sus senderos, sus piedras y sus nacientes; con los robles y los jilgueros, colibríes, mosqueritos, trepadores, reinitas escarcheras y quetzales verdes. Porque Francisco Elizondo, es de alguna manera, el mismo Cerro y el cerro lo es, de alguna manera, Francisco Elizondo.

Este atleta insigne se sumó al primer grupo de deportistas que subió al Cerro Chirripó y continuó haciéndolo, con tanto éxito, que metafóricamente podría decirse que las paredes de sus cabinas, ubicadas a la entrada a San Gerardo de Rivas, están enchapadas en trofeos, medallas y reconocimientos.

Lo han distinguido la propia comunidad de San Gerardo, CoopeAgri (una cooperativa que también ha respaldado a los organizadores de la Carrera), la Municipalidad de Pérez Zeledón y ha sido entrevistado –y eso es mucho merecimiento- para los periódicos más importantes, los medios deportivos radiales de mayor difusión y los canales de televisión de mayor teleaudiencia.

¡Claro! Es que no solamente es el único ha participado en las 26 competencias celebradas hasta la fecha; también ha obtenido –por ejemplo- un segundo, un tercer, un cuarto lugar en la categoría general y veinte primeros lugares en la categoría veteranos.

Pero es, también, uno de esos personajes que fueron abriendo camino, para que se llegara a cristalizar uno de los eventos atléticos más importantes que se realizan en Costa Rica.

Llegó a San Gerardo procedente de la comunidad vecina de Canaán e instaló las primeras cabinas a donde pudieron llegar los turistas. Desde entonces, intensificó sus visitas al Cerro Chirripó, guiando y llevando el equipaje a los turistas que se hospedaban en su negocio y fue cuando comenzó a conocer al Cerro palmo a palmo.

Hoy, este pionero del turismo de San Gerardo de Rivas se mantiene al frente de su negocio, entrenándose como siempre, para futuras competencias. No subirá a Base Crestones en la XXVII Edición de la carrera, por un quebranto de salud, pero estará acompañando a los valientes desde la meta; y en el ascenso ellos lo percibirán, porque cada palmo del Cerro está impregnado de Francisco Elizondo.

-¿Cómo describir, don Francisco, la sensación de estar en el Cerro, de llegar a la cumbre, de escuchar el silencio?

–No se puede, hay que estar ahí, para disfrutar su grandeza.