06 Ene

Un afortunado encuentro entre montañistas, en la década de los 80, dio inicio a una relación de asistencia que perdura hasta nuestros días, entre el grupo Nido de Halcón y la Comisión Organizadora de la Carrera Ecológica Cultural Internacional Campo Traviesa al Cerro Chirripó.

Ambas organizaciones nacieron en los propios senderos del Chirripó. Nido de Halcón cuando Rigoberto Venegas, Julio Rojas, Fernando Peña y otras siete personas, se encontraban pasando la Semana Santa de 1984 en el Cerro Chirripó; y la Carrera cuando, descendiendo hacia San Gerardo, Juan Carlos Crespo y Rafael Quesada coincidieron en la idea de organizar una competencia de campo traviesa, a la manera de la estadounidense “Westen State 100 Run” (de 160 kilómetros).

Nido de Halcón fue invitado a brindar asistencia a los corredores en aquella primera carrera, celebrada el 19 de febrero de 1989, en una labor compartida con la Cruz Roja, el Cuerpo de Bomberos, el Club de Montañismo de la Universidad de Costa Rica y la Asociación Costarricense de Espeleología.

Fue aquella carrera en la que participaron 75 atletas; ahí un periodista de un diario importante del país detuvo al legendario Francisco Elizondo para entrevistarlo, a media competencia; y un corredor, fatigado, aprovechó que una puerta del puesto de Crestones estaba abierta, para recostarse a descansar en una cama, en la que se quedó dormido durante varias horas.

Con el tiempo, todos los asistentes que acudieron a participar en la primera competencia se fueron retirando, excepto Nido de Halcón, ellos siempre están presentes, brindando asistencia a los corredores en la carrera.

Al principio, la asistencia consistía en abastecer de agua a los corredores. Había que ir a buscarla a un guindo y dársela a los atletas a pico de pichinga. Con la evolución de la carrera se fueron incorporando los líquidos hidratantes, el dulce de tapa, las galletas, las tricopilias (jalea de guayaba) y, en algunos puestos, bebidas calientes. También se introdujeron los masajes, relata Natalia Córdoba, del grupo de montañismo Nido de Halcón.

Durante los últimos años –especifica Natalia- Nido de Halcón se ha encargado de la totalidad de la asistencia a los corredores, en los puestos claves. Ha ido profesionalizando el servicio; capacitando a los colaboradores en masaje deportivo, manipulación de alimentos y primeros auxilios; y entre los colaboradores cuenta con doctores, enfermeros y paramédicos.

Nido de Halcón nació con los objetivos de capacitar a sus miembros en materias afines al deporte del montañismo deportivo y recreativo, de crear conciencia entre sus socios y la comunidad en general acerca de la necesidad de proteger al medio ambiente. Están presentes en todas las carreras atléticas importantes del país.

Y hoy, como lo ha hecho durante sus tres décadas de existencia, sus miembros se siguen reuniendo viernes a viernes, en El Guarco de Cartago, para analizar los detalles de cada actividad en que participan e ir introduciendo mejoras como que, por estos días, está renovando su junta directiva, con el fin de garantizar que el Grupo va a seguir existiendo y prestando sus servicios a lo largo del tiempo.